Ha dicho Alfonso Guerra hace algunos días que "España camina hacia una descomposición parecida a la de la URSS con la Confederación de Estados Independientes, donde las oligarquías locales abrazaron la bandera del nacionalismo de su territorio para seguir en el poder". Es el mismo Guerra que ha hecho innumerables declaraciones criticando los nacionalismos de este país y sus interminables delirios.Pero votó "sí" en las Cortes a Estatuto catalán, y no ha movido un dedo para detener su ataquec ontra el sistema actual basado en la Constitución del 78.
En cambio, Bono ha dimitido. Pensando bien de él, lo ha hecho por no estar de acuerdo con lo mismo que Guerra critica. Pedro J. Ramírez ha glosado magníficamente el contraste de ambos casos citando la parábola de los dos hijos, el que decía "no" pero obedecía y el que decía "sí" pero no obedecía.
Es una pena que parte de las mejores inteligencias del país renuncie a defender a España sólo por el tabú de no colaborar con la derecha. Es decir , por espíritu de partido por encima del patriotismo.
Al menos sirve para que la gente se de cuenta de que los avisos sobre el riesgo para la unidad de España no son catastrofismo de la derecha, sino que la situación representa un peligro muy grave y real, percibido por amplios sectores de la intelectualidad, la política, el periodismo...al menos sirve para que la gente deje de tener miedo a hablar y a preocuparse de España.
Me llega la noticia de la salida del PSOE/PSE de Gotzone Mora, que afirma que el su partido ha derivado a la pura sintonía con el nacionalismo (es repugnante ver a la Gemma Zabaleta del PSE abrazarse con la sieniestra Jone Goiricelaya, abogada de terroristas y fanática sin remedio)
10 abril 2006
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