19 abril 2006
Los símbolos de los privilegios
Mientras los españoles se preparan para la playa, el proceso de insolidaridad consumado con el Estatuto catalán y previsto con lo que se negocia secretamente con el vasco, sigue su curso. Primero, en el terreno de los símbolos: ahora los políticos andaluces también necesitan regir una nación. Seguramente para forzar en su futura nación una explosión de patrioterismo institucional servil similar a la que se prepara para el referéndum catalán: himnos, liturgia identitaria, banderas, retórica rancia y decimonónica.
Y sobre todo, en el terreno del dinero: es inconcebible que Zapatero pretenda que al retirar Cataluña parte de sus fondos para la cohesión de España, vamos a mantener los menos ricos el nivel de servicios anterior. A menos que, como advierte el Presidente del Tribunal de Cuentas, se suban los impuestos en dichos territorios, lo que agravará aún más las diferencias. Y en el contexto de una Unión Europea donde los países más ricos aportan fondos de cohesión a los más pobres. ¿Puede haber mayor reaccionarismo cavernícola que nuestros nacionalistas ricos nieguen a otras regiones de España un reparto de fondos que Europa concede a sus países integrantes? La prueba de la intolerancia de los nacionalistas es que los españoles tengamos que aguantar que nos tachen de fachas y reaccionarios quienes, como dijo en las Cortes de Cádiz el conde de Toreno “por todos los medios buscan ocasión, o de conseguir privilegios, o de destruir aquellos de los que no gozan”.
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