Decíamos ayer...
Han pasado los años, y el Estado Nación español sobrevive a pesar de los embates internos. Es como un barco que nave por la solidez de sus cuadernas, a pesar de que su capitán no tiene rumbo que seguir, y pasaje y tripulación están enzarzados en disputas por el fuero y por el huevo. Algunos tripulantes han arrancado cuadernas y cabos para intentar hacerse a la mar en otro bergantín.La oficialidad se lo ha permitido, pero el bergantín es incapaz de navegar, por inútil y por mal construido.
El barco español sigue navegando, a pesar de los materiales arrancados, por lo apto de su construcción y por la solidez que se le dio en la gran carena de hace años, la que medió entre 1957 y 1992.
Pero seguimos sin encontrar tripulación profesional y leal, y el barco sigue teniéndose que defender de ella, con su piloto automático, el cual intentan desconectar los oficiales, pero ni pueden hacerlo, ni podrían navegar sin él, ni les importa que navegue o no en el futuro.
Lo dijo Jovellanos en su lecho de muerte: "nación sin cabeza...!
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