04 abril 2006

Sigue la función



La semana pasada se aprobó el Estatuto de Cataluña en las Cortes con sólo el 54% de los votos. Los votos de quienes antepusieron la disciplina de partido a sus propias convicciones, como dijo Jaime Ignacio del Burgo hace unos meses.Ni Bono, ni Ibarra, que tanto hablaron en su día,ni siquiera el Guerra que hace meses criticaba el proyecto osaron oponerse.Primero el poder, luego lo demás.
No hace falta ser un lince para ver lo que va a venir ahora: Campaña para el referendum en Cataluña plena de exaltación patriótica: himnos, soflamas,banderas, desfiles de Mosssos...todo lo que el nacionalismo catalán critica en el "españolismo". Todo el que dude de la conveniencia del Estatuto o lo considere poco solidario será tachado de "españolista" "botifler", o peor...la pusilanimidad de la gente, su ignorancia, y el miedo a ser discriminado harán el resto. Con una alta abstención, será aprobado en medio de una campaña institucional brutal en medios y presiones.
Después, las consecuencias irán goteando lentamente: menor disponibilidad de fondos de solidaridad interterritorial, lo que, como ha dicho el Presidente del Tribunal de Cuentas, generará tensiones que llevarán a nuevos impuestos, desequilibrios, complejidad e ineficacia. Pero no pasará nada, porque no hay vallas hoy día en las fronteras en Europa, y todos podremos ir a hacer turismo rural por las taifas de España sin pasaporte, porque la pela es la pela. Y porque la gente prefiere engañarse y no complicarse la vida. "Que se vayan si quieren y que nos dejen en paz" es una frase ojetivo y consecuencia de un nacionalismo machacón, tenaz,obsesivo, atropellador e infatigable. Al fin y al cabo, la tribu fue el primer invento social, probablemente antes que la familia, hace un millón de años.

Y por encima de todo, las consecuencias de la imposición , por parte de los nacionalistas, del término nación en el Estatuto, a través de sus amenzas a Zapatero de retirarle el apoyo parlamentario. A medio plazo, la ofensiva nacionalista por obtener los últimos retazos de Estado que les quedan por arrancar se verá respaldada por la idea que toda Nación debe tener su Estado. Quizá dejen el Ejército, tan poco popular hoy día,subcontratado a cuatro andaluces, y la figurativa decorativa del Rey, un Rey heredero de Recaredo, Fernando e Isabel y Carlos III, y que ahora se ve obligado a tragar el amargo ácido prúsico de los tribalismos. "La nación de Jumilla marchará sobre Murcia si es agredida" decían los cantonales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso ya está pasando. Aquí en Arenys de Mar ya empieza a intensificarse la presión. Acaban hartando, pero qué podemos hacer?